La hermenéutica y la cortedad del decir
La hermenéutica y la cortedad del decir
Su primer libro de ensayos, Las palabras de la tribu (1971), recogía escritos de quince años que permitían recorrer la reflexión sobre el sentido de la poesía.
La hermenéutica y la cortedad del decir
(1971)
En el tercero de sus Cuartetos, «The Dry Salvages», Eliot apunta en dos versos lo que podría ser en sustancia todo el progreso tantean te del conocimiento poético:
And approach to the meaning restores the experience.
[Tuvimos la experiencia pero perdimos el sentido,
y acercarse al sentido restaura la experiencia.]
Para Eliot esa experiencia restaurada en el sentido no es la de una sola vida, sino la de muchas generaciones. Porque el sentido al que la memoria o el poema se aproxima pasa por muchos estratos de sentido de los que, en suma, la palabra poética es por naturaleza depositaria. El poema conlleva la restauración plenaria o múltiple de la experiencia en un acto de rememoración o de memoria, en el que los tiempos divididos se subsumen, pues toda experiencia así rememorada en su sentido, proyectada de una sola a muchas vidas, vuelve a urdir en potencia toda la trama de lo memorable desde su origen. Yeso no sólo en la poesía que narra explícitamente las genealogías y los hechos, como la épica, sino en la misma lírica, en la que hechos y genealogías están elididos. El llanto personal no es expresable sin la rememoración de su sentido. y ese acto de consolidación de la memoria por acumulación de estratos de sentido en los que la experiencia queda restaurada acaso no haya alcanzado nunca forma más perfecta en la tradición literaria de nuestra lengua que la elegía de Jorge Manrique. Reinstaurada en su presente, la figura evocada depone muchos olvidos, no sólo el de su propia vida, y únicamente así pueden gravitar aún con todo poder sobre nosotros los versos finales del poema: «nos dejó harto consuelo -su memoria».
El más breve poema lírico encierra en potencia toda la cadena de las rememoraciones y converge hacia lo umbilical. hacia el origen. Por eso, en las teología griega de las Musas, éstas-hijas de la Memoria- cantan comenzando por el origen (ex arkhés), es decir, proyectando todos los estratos de sentido a su origen donde, según otra revelación estaba la plenitud de sentido de la palabra, el logos.
De ese modo toda operación poética consiste, a sabiendas o no, en un esfuerzo por perforar el túnel infinito de las rememoraciones para arrastrarlas desde o hacia el origen, para situarlas de algún modo en el lugar de la palabra, en el principio, en arkhé:
Torna a cobrar el tino
y memoria perdida
de su origen primera esclarecida.
[...]
¿Acaso no responde a esa situación la pregunta de Höldelin tantas veces reiterada luego: ... Und wozu Dichter in düftigar zeit?
[... y para qué poeta en tiempo de miseria?
¿O no refleja a su vez, con exasperación mayor, <<le Mot>> mallarmeana, reducida a hablar de si misma, no de su sentido?
[...]
Sin embargo, esa palabra, salvo a riesgo de quedar clausurada- virtualmente al menos - en la pura potencialidad del logos anterior a la creación, es decir a la generación histórica, ha de poder hablar de su sentido de los estratos de sentido que en ella se unifican, o posibilitar esa aproximación al sentido en la que sólo -poéticamente- puede ser restaurada la experiencia.
[...]
No ajeno, en cambio, a otra tradición mística; Juan Ramón Jiménez escribió entre nosotros: << el poeta, en puridad, no debiera escribir, puesto que su mundo, lo inefable le condena al silencio >>. He ahí una vez más, el tópico de la cortedad del decir, que acaso no exista más que para dar razón de su formulación inversa:<< el poeta, en puridad, sólo puede escribir, puesto que su mundo, lo inefable, le condena a la palabra >>.
Nosotros entre "Soledades", de Luis de Gongora y el "Quijote", de Cervantes.
RAE
en puridad
loc. adv. En realidad, en sentido estricto, a decir verdad.

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