Palabras ante de una lectura
Palabras antes de una lectura
No sabe vivir y está vivo. Su sitio no está en parte alguna.
Siempre deseará un lugar diferente. Es el “extranjero”. Busca la realidad;
es decir, la verdad y la poesía. ¿Dónde están?
Luis Cernuda, “El espíritu lírico”.
Palabras antes de una lectura
(1935)
Ensayo de Luis Cernuda:
<< Ya se me dirá: ¿cuál es el el propósito del poeta? Permítaseme que refiera ahora la poesía a mi experiencia personal, lo cual supone no poca presunción, aunque el poeta, si es que se puede llamar así, tiene fatalmente que referir a su propia persona las experiencias poéticas que con sus medios limitados percibe; y al fin y al cabo, acaso las experiencias del poeta, por singulares que parezcan, no lo sean tanto que no puedan encontrar eco, en sus líneas generales, a través de diferentes existencias.
El instinto poético se despertó en mi gracias a la percepción más aguda de la realidad, experimentando, con su eco más hondo, la hermosura y la atracción del mundo circundante. Su efecto era, como en cierto modo ocurre con el deseo que provoca el amor, la exigencia, dolorosa a fuerza de intensidad, de salir de mi mismo, anegándose en aquel vasto cuerpo de la creación. Y lo que hacía aún más agónico aquel deseo era el reconocimiento tácito de su imposible satisfacción.
A partir de entonces comencé a distinguir una corriente simultánea y opuesta dentro de mí: hacia la realidad y contra la realidad, de atracción y de hostilidad hacia lo real. El deseo me llevaba hacia la realidad que se ofrecía ante mis ojos como si solo con su posesión pudiera alcanzar certeza de mi propia vida. Mas como esa posesión jamás la he alcanzado sino de modo precario, de ahí la corriente contraria, la hostilidad ante el irónico atractivo de la realidad. Puesto que ,según parece, ésa o parecida ha sido también de algunos filósofos y poetas que admiro, con ellos concluyo que la realidad exterior es un espejismo y lo único cierto mi propio deseo de poseerla. Así, pues, la esencia del problema poético a mí entender, la constituye el conflicto entre realidad y deseo, entre apariencia y verdad, permitiéndonos alcanzar alguna vislumbre de la imagen completa del mundo que ignoramos, de la << idea del mundo que yace del fondo dela apariencia, según la frase de Fichte.
Contando con esa experiencia preliminar en torno a lo que yo estimo como móvil de la actividad poética, al menos de la mía, podemos preguntarnos ahora: dicho conflicto entre apariencia y verdad, que el poeta pretende resolver en su obra, ¿ qué frases y qué posibilidades ofrece, a través de la vida del poeta?
Acaso la poesía, al menos cierto aspecto de la poesía, quiera un estado de espíritu juvenil, y hasta no es raro que el poder de la juventud prolongue la poesía el el poeta más allá del tiempo asignado para aquella. La juventud supone capacidad para enamorar y para enamorarse, y aunque el poeta pierda con el tiempo, como cualquier otro mortal, la capacidad de enamorar, es difícil que pierda la de enamorarse. Esa raíz estética es es la que permite, aún en la peores horas, cuando todo parece confabularse contra él, que siempre quede. cuando menos, la embriaguez dramática de la derrota. Tal aceptación indistinta del bien y del mal, del fracaso y la derrota, ha de parecer a alguna cosa peligrosa. Se me dirá que supone una actitud fatalista, y que el fatalismo es una actitud bien cómoda.
El poeta, pue, intenta fijar la belleza transitoria del mundo que percibe, refiriéndola al mundo invisible que presiente, y al desfallecer y quedar vencido en esa lucha desigual >>.
En “Palabras antes de una lectura” Cernuda apunta que “el poeta, pues, intenta fijar la belleza transitoria del mundo que percibe, refiriéndola al mundo invisible que presiente, y al desfallecer y quedar vencido en esa lucha desigual, su voz […] llora enamorada la pérdida de lo que ama”. Ese llanto es la poesía y esa poesía es el anhelo de apresar la belleza; pero como este deseo nunca se satisface, quedan sólo la idealización de la realidad y la crónica de una búsqueda vana.
Para Cernuda la poesía, al igual que la realidad, es un objeto de deseo. La poesía se alza desde el momento en que el poeta intenta cristalizar al deseo. Pero como hemos visto, el objeto del deseo es inalcanzable, razón por la cual el deseo es condenado a la insatisfacción. La realidad es algo fuera de él, ajena a él; lo único que tiene es el deseo. Es por esto por lo que el poema terminar anulando la concepción misma del deseo en los versos “Sobre el lejano oeste / Sobre amor más lejano”, pues la lejanía confirma la imposibilidad de asir al oeste, en tanto símbolo de la poesía, lo mismo que al amor, en tanto epítome del deseo.
Fuentes:
Ensayo español
Siglo XX
Jordi Gracia- Domingo Ródenas
Círculodepoesía
Un acercamiento a Luis Cernuda
ESCRIBIR EL DESEO. LA REFLEXIÓN POÉTICA DE LUIS CERNUDA EN “LA CANCIÓN DEL OESTE”
Citlaly Aguilar Sánchez
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