Memorias
La certeza de estar frente a un libro de esta categoría, capaz de hacer tambalear las zonas de seguridad de la literatura, es lo que lleva a Bela Martinova a afirmar: “Memorias del Subsuelo es una obra de Dostoievski de considerable importancia máxime cuando en sus relativamente pocas páginas se concentra más contenido filosófico que en ninguna otra obra del autor”. Esta no es una novela concebida desde los habituales esquemas del género (héroe, trama, narración), sino a partir de una síntesis con la filosofía, rasgo que la lleva a recorrer un camino en donde predomina la libertad creativa y, sobretodo, “la búsqueda de reflexión y análisis crítico”. Nabokov consideró el libro un desacierto, mientras que Bajtín lo ha convertido en un lugar recurrente de sus ensayos; dos posiciones que revelan todo lo polémico que puede llegar a ser su lectura.
Además de esto, Memorias del Subsuelo esna obra transgresora por otros motivos. En primer lugar, porque anticipa la reflexión sobre la figura del funcionario, esa que luego encontrará en Kafka su punto más crítico; aquí estamos frente a un hombre inmerso en el juego de cargos y rangos sociales, contradictorio y sometido como, por ejemplo, Gregorio Samsa. Por otra parte, es una novela que, por su tono, debe contarse como una de las referencias existencialistas más importantes del siglo XIX; hay mucho en sus páginas de esa introspección que tiempo después sería la condición irrevocable de la narrativa de Jean-Paul Sartre o Virginia Woolf. Finalmente, es
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